Un gran porcentaje de la población ha sufrido o sufrirá en algún momento de su vida enfermedades de la piel, como la dermatitis atópica. Estar prevenido y conocer sus síntomas es fundamental para disminuir las molestias. En este artículo, repasamos algunas de las afecciones más habituales:
Acné
Causada por una infección de los poros de la piel que deriva en granos, normalmente en la cara y la espalda. Aunque se puede presentar a cualquier edad, afecta más a los adolescentes. El estrés, una mala alimentación, una escasa higiene y los cambios hormonales son los principales desencadenantes. Es aconsejable no rascar ni romper los granitos y limpiar la zona con agua y jabón suave.
Psoriasis
Caracterizada por un intenso picor, así como por una piel parcheada, enrojecida, seca y con escamas plateadas. Es una de las enfermedades de la piel que más afecta a los adultos. Suele manifestarse en codos y rodillas. Se produce por una aceleración en la renovación celular y empeora ante el estrés, los cambios climáticos y ciertos medicamentos. El especialista diagnosticará el tratamiento adecuado según el tipo de placas.
Verrugas
Este tipo de lesión cutánea tiene su origen en el virus del papiloma. Pueden aparecer a cualquier edad y en cualquier parte del cuerpo. No revisten peligro, pero habrá que revisarlas, no manipularlas y acudir al médico si apreciamos dolor, sangrado o cambio de color. Si son molestas, el especialista podrá aplicar distintos tratamientos para eliminarlas, como la crioterapia.
Rosácea
Más de 45 millones de personas padecen esta enfermedad en todo el mundo. Más común en las mujeres, está causada por una expansión de los vasos sanguíneos que produce enrojecimiento e inflamación en la cara. Sus síntomas aumentan ante temperaturas extremas, cuando se realiza ejercicio, durante la menopausia o por factores hereditarios. El principal tratamiento consiste en antibióticos orales o aplicados sobre la zona, supervisado, recomendado y suministrado por un profesional médico experto en la materia.
Dermatitis atópica
Alrededor del 10 % de la población infantil la sufre. Es una afección crónica y hereditaria. Si los padres la padecen, tienen asma o rinitis alérgica, los hijos estarán más expuestos a esta enfermedad. El intenso picor, la sequedad, el enrojecimiento y las erupciones son sus principales síntomas. Alterna épocas de mejoría con recaídas. Lo importante es evitar el rascado, mantener la piel hidratada y acudir al médico para controlar los brotes con corticoides, antihistamínicos o fototerapia. Los profesionales médicos podrán prescribir las recetas necesarias para el tratamiento recomendado.
No hay que bajar la guardia frente a las enfermedades de la piel. Por eso, ante cualquier alteración consulta con tu especialista.
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